Lucas Grimson, de nuestro grupo de participación juvenil, escribe sobre el asesinato de Fernando Báez. Apoyamos fuertemente su punto de vista y compartimos su nota.
Hace una semana Fernando Báez, un pibe de 19 años, fue asesinado a golpes por un grupo de jóvenes a la salida de un boliche en Villa Gesell, Argentina. Cada uno de los medios nos lo contaron y se habló en cada red social, con distintas perspectivas y mucha discusión.
Primero que nada, repudiamos fuertemente estos actos de violencia y rechazamos las estigmatizaciones y los intentos de justificarse al respecto. Los pibes, las pibas, les pibis estamos construyendo nuevas formas de vincularnos, cada vez más alejadas de las violencias, de las masculinidades tóxicas y de los mandatos culturales que se imponen en distintos ámbitos.
Esto implica también hacernos cargo de qué le pasa al otro. ¿Qué onda cuando vemos a otra persona sufriendo? ¿Nos involucramos? ¿Por qué? No caigamos en la idea simple de que hay que meterse y pararle el carro a quien esté agrediendo, porque claro que no es fácil. Pero teniendo en cuenta eso, ¿hay algo que podamos hacer? ¿Habría que irse rajando para no quedar pegado al quilombo? ¿O hay que quedarse mirando? ¿Qué importancia tienen los testigos?
En el caso de Gesell, mucha gente grabó, ¿fue por diversión? ¿Para denunciar? ¿Qué harías después si grabaste la situación? Son muchas las preguntas que surgen sobre lo que haríamos hipotéticamente y no siempre uno se imagina lo mismo que termina haciendo. Pero es importante que estos hechos, estas preguntas, nos sirvan para pensar cómo desnaturalizar la violencia en estos tiempos y de qué manera nos interpela, o no, lo que le pasa al otro.