Esta semana se publicó una resolución del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires que regula el uso del celular en escuelas. En nivel inicial y primario, se prohíbe usarlo en clase y en los recreos, y en nivel secundario, se prohíbe usarlo en clase a menos que el o la docente lo indique para un fin pedagógico.
A partir de esta noticia, acercamos algunos puntos para reflexionar sobre el lugar que ocupa hoy la ciudadanía digital en nuestras escuelas y pensar estrategias para abordar esta problemática en conjunto:
1) Qué sí. Sabemos que hay preocupación sobre el tema en docentes y familias. También, que los más pequeños no deberían usar el celu en el colegio, porque promover espacios de recreación y socialización sin celulares contribuye a su bienestar digital.
2) Contexto. Sin embargo, debemos pensar esta medida en contexto. Muchas escuelas hoy no cuentan con dispositivos tecnológicos propios para hacer actividades educativas y, en algunas comunidades, el celu se vuelve el único medio de chicos y chicas para acceder a estas posibilidades. La prohibición podría dejar a los estudiantes más desprotegidos y aumentar la desigualdad.
3) ¿Podemos tapar el sol con la mano? En los últimos años del primario, muchos chicos y chicas ya usan sus celulares, y en el pase al secundario probablemente la mayoría ya cuente con dispositivos propios. La escuela debe promover el uso autónomo, crítico y responsable de los dispositivos y que chicos y chicas aprendan a autogestionar su tiempo en pantalla.
4) Acompañar a toda la comunidad educativa. Una ciudadanía digital crítica y responsable requiere de un fuerte acompañamiento a los y las estudiantes en toda la escolaridad, a los equipos docentes y a las familias. La escuela tiene un rol fundamental para educar en riesgos, oportunidades y uso inteligente de las tecnologías.
5) Participación. Involucrar a los y las estudiantes en las decisiones que se toman en la escuela es una forma de promover su rol crítico y activo. En los últimos años de primaria y en secundaria, es importante crear espacios para que puedan expresar sus opiniones sobre cómo, cuándo y para qué se utilizan los celulares en la escuela.
6) Cuidado con la tecnofobia. Medidas como estas reflotan varios discursos que resaltan solo los aspectos negativos de las tecnologías. No nos olvidemos que son, además, una gran herramienta para generar propuestas educativas innovadoras, para que chicos y chicas puedan desarrollar habilidades comunicativas, artísticas y de pensamiento crítico.