20 de noviembre – 30 Aniversario de la Convención de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente.
“Nada de nosotr@s sin nosotr@s”, postea en sus redes Julia, una joven que participa en los festejos del 30 aniversario de la Convención de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente, promulgada el 20 de noviembre de 1989. Junto a decenas de jóvenes de Latinoamérica, ella se formó durante todo el año para aprovechar las herramientas digitales en la promoción de sus causas e ideas. Estos días, el grupo de WhatsApp del grupo arde: los jóvenes de Chile y de Bolivia tienen mucho que decir, que contar, que descargarse ante sus compañeros virtuales. Se expresan, se apoyan, viralizan información, traducen la tristeza y la injusticia a sus lenguajes de gifs, emoticones, memes y stories de Instagram. El resto, como un coro del teatro griego, apoya y expande los mensajes. Los derechos a la participación, a la información y la expresión están garantizados en esta escena.
Cuando fundé Chicos.net hace ya veinte años, entendí que gracias a la revolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, el mundo se ensanchaba y los chicos y chicas podrían acceder desde lugares remotos a saberes y personas alejados físicamente. Los Derechos de la Niñez expresados en la Convención fueron siempre nuestro órgano rector. Pensar a los niños, niñas y adolescentes como SUJETOS DE DERECHO implica que la sociedad los reconozca como actores y actrices de cambio en los espacios sociales donde se desarrollan: la familia, la comunidad, la escuela y el grupo de pares.
En el cruce de la revolución tecnológica y los derechos de niñez hay mucho por pensar entre todos los actores de la sociedad: seguramente hay que incluir algunas enmiendas para que este órgano se adapte a los tiempos que corren y a las nuevas problemáticas. Aún así, es nuestro gran paraguas para darle un sentido a todo lo que hacemos con las tecnologías y los medios digitales.
La inteligencia artificial, las pantallas, los bits, los robots, las apps son positivas sí y, sólo si están, al servicio de la sociedad, y en este caso, al servicio del bienestar de la niñez. Reflexionar sobre el estado de situación de la sociedad hiperconectada desde un enfoque de derechos nos delimita caminos, nos abre posibilidades, nos encuadra para ir hacia una sociedad más justa, más avanzada, más inteligente, creativa y solidaria. ¡Que así sea!