Bullying y ciberbullying: exclusión en tiempos de whatsapp

Conversamos con Ana Campelo en el segundo webinar del ciclo "Elige tu forma de conversar en familia" del programa #EligeTuForma.

Los medios digitales permiten que las situaciones de acoso puedan replicarse a toda hora y con más rapidez. Las situaciones de ciberbullying afectan a todo el grupo de pares de forma activa o pasiva. ¿Qué debemos tener en cuenta como familias para acompañar a nuestros hijos/as en estos conflictos? En el segundo encuentro del ciclo “Elige tu forma de conversar en familia”, Ana Campelo, licenciada en Educación y especialista en convivencia escolar, y Andrea Urbas, directora de Chicos.net y especialista en ciudadanía digital, reflexionaron acerca de las características de esta problemática y las formas de prevención. El encuentro estuvo moderado por Julieta Schulkin, periodista especializada en nuevas tecnologías. Acercamos algunos puntos claves del encuentro:

1)¿Cuándo es bullying y cuándo no?

  • No todo acto de violencia implica una situación de bullying. Hablamos de ciberbullying o ciberacoso cuando se presenta una serie de agresiones sostenidas, de manera sistemática e intencional hacia un niño, niña o adolescente, por parte de uno o más miembros del grupo de pares, utilizando los medios digitales. Puede suceder a través de redes sociales, mensajes directos, comentarios en las publicaciones, producción de imágenes o videos humillantes, y otros elementos que se comparten para burlar y agredir a quien es acosado. 
  • Cuando tiene lugar en los entornos digitales hablamos de ciberbullying, pero en la actualidad, como señaló la especialista Ana Campelo, esa división está más difusa: “Hoy en día no vivimos una vida online y otra offline. Todo lo que sucede en las redes tiene su reflejo en la vida física y viceversa, más cuando se trata de grupos escolares. Si hay bullying en la escuela es muy probable que eso se continúe en las redes y viceversa”, comentó.

2) Violencia y anonimato en redes sociales

  • Las tecnologías permiten que el acoso se dé con mayores niveles de velocidad e intrusión. Además pueden ofrecer una sensación de anonimato, que en algunos casos puede llevar a una persona a hacer o decir cosas que no diría personalmente.
  • En los últimos años se volvió muy popular entre adolescentes la modalidad de confesionarios en redes sociales, en la que chicos y chicas publican desde experiencias escolares hasta qué opinan unos de otros, de forma anónima. Es importante conversar sobre cómo estas prácticas pueden afectar a compañeros/as y docentes. 
  • Otra práctica que señaló Andrea Urbas es que, en algunos casos, los propios adolescentes justifican ciertas agresiones: “En talleres con los chicos y en proyectos donde los invitamos a expresarse, vemos una naturalización muy fuerte de lo que  son los comentarios agresivos. La mayoría de las veces ponen el foco en que si alguien se anima a publicar o a mostrarse en Internet, se tiene que bancar lo que le digan. Y no está puesto el foco en cuestionar o problematizar la agresión.”

3) Trabajar desde la convivencia:

Si intervenimos recién cuando la violencia emerge, llegamos tarde. En la escuela y las familias nuestro primer objeto de trabajo es la convivencia. “Nuestra primera intervención es enseñar a vincularse. Lo que incluye los entornos físicos y virtuales. Hay un trabajo de concientizar de que el otro es nuestro semejante, aun detrás de la pantalla, que lo tenemos que hacer y enseñar”, señaló Ana Campelo.  

Recomendaciones para Familias

1) Acercarse a la escuela

    • Es fundamental mantener una comunicación fluida con la escuela, para actuar en conjunto. Si la escuela no responde adecuadamente, existen instancias adicionales del sistema educativo como la dirección, la supervisión, los equipos psicopedagógicos. En última instancia, se puede llamar a la línea “Convivencia escolar” 0800-222-1197.
    • Cuando las familias ven a la escuela como un rival, los que salen perjudicados son los niños y niñas. “Nos ha pasado de preguntarle a chicos porque no les cuentan a los padres y nos responden ‘porque hacen lío en la escuela’”, comentó Campelo. 

2) Pensar en roles dentro de un grupo

    • Al hablar de bullying estamos hablando de niños, niñas y adolescentes, no de adultos, que son sujetos que están en pleno proceso de constitución subjetiva y que están aprendiendo a vincularse. En ese sentido, es importante que pensemos que dentro del grupo de pares están cumpliendo un rol que puede cambiar: quien es agresor puede luego ser agredido y viceversa. 
    • Cuando pensamos en cómo trabajar con un chico o chica que agrede, es importante proponerle otros tipos de identificaciones: “Muchas veces los chicos asumen la etiqueta del maltratador, como una búsqueda identitaria pero fallida, porque detrás del joven temido lo que vemos es un joven muy vulnerable, porque no encuentra otras maneras de hacerse nombrar en el grupo. Pero esto es un rol, no es un ADN del sujeto. Entonces es fundamental cuando abordamos la situación primero separar el hecho de la persona.  Fijense que diferente si le decimos a un chico por qué sos malo con tu compañero a decirle  sos un maltratador”, explicó Ana Campelo. 

3) Promover amistades significativas

Cuando un chico o chica  maltrata o está siendo maltratado/a se produce como consecuencia cierto alejamiento de las amistades. Desde la primera infancia es importante que fomentar las amistades saludables y apoyar a los niños que están siendo maltratados para que se reconecten con sus pares.

4) Construir un vínculo de confianza y dialogar con chicos y chicas

Para esto, lo principal es no minimizar este tipo de situaciones. El acoso provoca consecuencias en la autoestima y la salud mental de chicos y chicas. El primer paso para combatirlo es reconocer que es un acto de violencia. “Es fundamental que busquen ayuda en un familiar o un docente. Muchas veces no la buscan porque creen que es de buchón o de cobarde”, señaló Campelo.

En el día a día, es importante crear un espacio de diálogo en casa donde los niños puedan expresar cómo se sienten respecto a sus interacciones sociales. 

“En el diálogo con nuestros hijos e hijas es donde las familias identificamos cuando los vínculos les están haciendo bien o cuando no se sienten cómodos. La conversación nos ayuda a detectar y a proponer otras alternativas que a veces los chicos no encuentran cuando se sienten incómodos, y se ven encerrados en una situación”, indicó Andrea Urbas. 

Algunas preguntas útiles para hacerles a los chicos cuando salen del cole, de un cumple o de alguna actividad pueden ser estas: 

    • ¿Te sentiste cómoda/o?
    • ¿Hubo algo que no te gustó en cómo te trataron?
    • ¿Cómo te trataron?
  • ¿Con quién te sentís bien? ¿Con quién no?”

5) Promover la convivencia entre pares

Las pantallas pueden generar la ilusión de que lo que se dice no tiene repercusiones en otra persona. En este sentido, Ana Campelo resaltó la importancia de trabajar sobre esta sensación de anonimato: “Es fundamental trabajar que los entornos son digitales pero los vínculos no son digitales —indicó—. Detrás de la pantalla siempre hay alguien que tiene un cuerpo y que puede hacernos sentir dolor y que puede sentir dolor. Detrás de la pantalla los vínculos se prestan más a la compulsión y menos a la reflexión”.

Recursos útiles:

Términos relacionados